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  • Foto del escritorAlberto Cortés

Las grandes crisis… generadoras de grandes oportunidades.

Actualizado: 1 feb 2023


La crisis generada por la pandemia del Covid-19 ha llevado a la humanidad a vivir quizás uno de los eventos de mayor impacto, en lo social, económico y político de este siglo XXI. Al salir de esta crisis no veremos el mundo como era, seremos observadores diferentes, y desde esta nueva mirada queremos compartir una de las principales oportunidades que distinguimos para adoptar una nueva manera de trabajar y de atrevernos a cuestionar los viejos paradigmas del trabajo presencial, además de permitirnos la licencia para pensar en otra opción como el trabajo a distancia.

crisis y oportunidad

Las medidas de cuarentena y aislamiento social, necesarias para impedir el contagio y reducir la velocidad de contagio del Covid-19, nos abrió una inmensa oportunidad para sumergirnos por obligación en el mundo del trabajo a distancia. Durante los últimos veinte años se han generado toneladas de artículos exponiendo las ventajas o no de esta modalidad, pero sigue siendo el trabajo presencial la norma. Algo bueno que vamos a obtener de esta crisis es el poder contar con la experiencia vivencial de trabajar a distancia, y de hacerlo bien. Este empujón, que nos da la contingencia en el manejo de esta crisis nos revela la inmensa oportunidad para adoptar dicha modalidad.


El trabajo a distancia

El trabajo a distancia, una singularidad de la que mucha gente habla pero pocos usan. Bueno… para subsistir y superar este temporal ocasionado por el Covid-19 a la mayoría de las empresas les ha tocado encontrar a la fuerza más que por decisión propia la forma de implementar el trabajo a distancia. Las personas que lideran la revolución digital de sus organizaciones nunca estuvieron tan a prueba, y esta oportunidad será el zenit para impulsar la adopción de muchas de las propuestas que los dogmas y paradigmas antes de este evento impedían.


Este momento histórico marcará un antes y un después, no volveremos a ver el mundo laboral como lo fue hasta marzo 2020, por lo menos nosotros así lo creemos. Esta crisis nos ha confirmado lo vulnerables que somos ante la necesidad de garantizar la continuidad de nuestro negocio. La mayoría de los planes de continuidad de negocio son letra muerta durmiendo el sueño de los justos en las bibliotecas organizacionales, son documentos que nunca fueron sometidos al rigor de una práctica consecutiva de simulacros para desarrollar la memoria muscular de las organizaciones a la hora de su ejecución.


Que nos viene ahora… aprovechar esta oportunidad y sin mirar atrás construir bases sólidas y firmes para un nuevo modelo de trabajo, un modelo híbrido. Pensemos en tres grupos de trabajo, los que necesariamente deben asistir a la oficina (por ejemplo el personal de atención al cliente en caso de tener una oficina física), el grupo que asiste eventualmente a la oficina (el equipo de venta para alguna actividad puntual, o el equipo de administración para los días de caja) y por último el grupo que trabaja fuera de la instalaciones de la oficina, el que no necesita estar en la sede para realizar su labor.


Cada uno de estos grupos tiene necesidades de comunicación y seguridad lógica que le brinden una conexión remota, segura, estable y disponible. Si ya sé… los escucho murmurar… sé que en algunos países esto puede ser un lujo o una utopía, pero abstrayéndose de este pensamiento focalicemos en la inmensa oportunidad de este momento.


Las organizaciones deben ver la inmensa oportunidad de optimizar uno de sus principales costes asociados al mantenimiento de las instalaciones físicas. Ya no será necesario tener esas inmensas sedes por que el personal requerido en oficina para entregar la promesa de valor de la empresa se verá reducido drásticamente con el trabajo a distancia, y con ello la cantidad de M2 y los costes asociados a su mantenimiento y operación.


Para los colaboradores será una oportunidad irrepetible de generar importantes ahorros en sus costes de traslado, vestido y calzado, alimentación, y para ser más productivos; podrán disponer de más tiempo de calidad al estar en menos atascos de tráfico, y más seguros al no estar expuestos a los riesgos naturales del transitar de nuestras ciudades para asistir diariamente a los centros de trabajo.

Las organizaciones deben ver la inmensa oportunidad de optimizar uno de sus principales costes asociados al mantenimiento de las instalaciones físicas.

El lado oscuro de la luna de esta oportunidad lo encontramos en la resistencia al cambio. Resistencia en los líderes y gerentes quienes desconfían de que sus colaboradores no puedan hacer el trabajo sin una supervisión draconiana. Resistencia en los empleados que van a necesitar aprender una nueva rutina, y encontrar sus propios espacios para lograr la consecución de sus metas sin esa supervisión.


Los colaboradores y gerentes también van a necesitar mejorar sus habilidades de comunicación y planificación para gestionar adecuadamente sus agendas, el estar disponible en los lapsos de las jornadas laborales acordadas, el aprender a manejar sesiones de trabajo con herramientas de teleconferencias o videoconferencias, serán los desafíos a vencer. Todo proceso de aprendizaje toma tiempo humano y esfuerzo, pero el beneficio que vamos a obtener bien lo vale.


Toda crisis trae consigo la semilla de un nuevo aprendizaje, y esta crisis ocasionada por el Covid-19 nos regala la inmensa oportunidad para romper los paradigmas del trabajo presencial y adoptar una manera diferente de trabajar y ser más productivos, eficientes y felices. Estamos escribiendo un nuevo capítulo en el libro de la historia de la productividad laboral.


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