Para quien no sabe a dónde se dirige, ningún viento le favorece (Séneca). Esta frase tomada de uno de los filósofos estoicos más recordados enmarca el tema que vamos a tratar. Los últimos cinco años como consultor he visto que un factor común que ralentiza el logro de la metas y la consecución de los objetivos ha sido la dispersión y la carencia de foco en los procesos de planificación y seguimiento.
Peter Drucker nos cuenta que le mejor sistema de planificación es la planificación por objetivos, lo que sucede es que el 90% de las personas no conoce que se espera de ella y no conoce los objetivos de la empresa para la cual trabajan. Si lo llevamos al plano personal pasa lo mismo, muchas personas no conocen cual es su propósito de vida, no conocen su ikigai.
Estas ideas me sirvieron para preguntarme ¿en qué estoy usando mi tiempo?, ¿en que tareas estoy invirtiendo los 1.440 minutos que la vida me regala cada día?. ¿Realmente estoy dedicando tiempo para trabajar en mi propósito de vida, o lo estoy usando para vivir día a día sin saber a dónde voy?.
¿en que tareas estoy invirtiendo los 1.440 minutos que la vida me regala cada día?
Esta reflexión me llevo a desarrollar una manera de planificar que me ha permitido, no solo visualizar mi propósito de vida, sino pasar a la acción. A mí me ha funcionado, eso no quiere decir que se adapte a todos, ni que sea una receta para el éxito, ni pretendo que se vea como una solución mágica, de hecho aborrezco las soluciones mágicas que encontramos hoy día a través de las RRSS. En esta oportunidad les comparto lo que a mi me ha dado resultado, con el propósito y la intensión que les sea de valor.
Antes de iniciar un nuevo año, me siento a visualizar que quiero lograr, me pregunto ¿por qué lo quiero hacer?, dedico tiempo a descubrir cómo eso que quiero hacer conecta con mi propósito de vida, con mis valores, cómo eso que quiero hacer me ayuda en mis objetivos bien sean personales o profesionales. Este paso que a veces lo damos por sentado o que muchas veces obviamos, es la base de mi sistema de planificación, sentarme frente al desafío que supone una hoja de papel en blanco y trazar líneas gruesas de aquello que quiero lograr en un año vista, visualizar como eso que quiero hacer se conecta con mis valores, con la huella que quiero dejar, con el ser que estoy siendo.
Dedico una semana de tiempo para dibujar en mi mente que quiero lograr en este nuevo año, lo filtro a través del tamiz de mis valores y propósito de vida y lo plasmo en una hoja de papel. Este es el punto de partida al cual vamos a regresar cada trimestre para conversar con nuestras ideas y contrastar con su evolución, con los avances alcanzados y con las correcciones de rumbo necesarias para completar los objetivos trazados.
Haber completado el paso anterior nos invita a dividir los objetivos que queremos alcanzar en ese año vista en cuatro bloques trimestrales. Esta división nos reduce la mirada a un horizonte de tiempo que le da sentido y estructura, acotar las tareas y actividades a un espacio de tiempo menor nos permite organizar mejor las ideas, tengamos presente que la mente se comporta como un gas, ocupa todo el espacio disponible del recipiente que lo contiene, así que vaciamos todas nuestras ideas en cuatro recipientes llamados trimestre. A mi me funciona hacer una división gruesa, asignar a cada trimestre una carga equitativa de tareas para luego enfocarme individualmente en cada trimestre.
Planificación y ejecución. Un trabajo de mente
Con los objetivos de cada trimestre definidos nos sumergimos en la tarea de asignar a cada uno de los meses de este período que es lo queremos lograr en este espacio de tiempo. Sugiero realizar esta actividad solo para el primer trimestre ya que en la medida que avancemos en la ejecución, seguramente vamos a tener que corregir rumbo. Cuando completamos esta actividad tenemos un horizonte trimestral con una mirada muy clara de lo que queremos lograr en cada uno de los meses que lo integran y sobre todo la claridad de como lo pensamos lograr.
Con el tiempo descubrí que cada trimestre es en sí mismo un desafío, por ello dedico un día completo a comprender que debo hacer en esta ventana tiempo, como lo quiero hacer, que recursos necesito, en fin, visualizo el tamaño del esfuerzo que requiero para completar las tareas y actividades de esta ventana de tiempo. Por qué lo hago de uno a la vez, porque no tiene sentido invertir tiempo a construir una mirada para un período que está a más de tres meses vista, así que por eficiencia y cordura me enfoco específicamente en el próximo trimestre que voy a vivir.
¿Cómo se hace? en la última semana de cada trimestre, antes de finalizar el trimestre vivo tomo la planificación del próximo trimestre, le incorporo los ajustes que la ejecución diaria con su baño de realidad le ha impreso a la ruta ya transitada y a partir de allí vuelvo a asignar para cada uno de los meses de esta nueva ventana de tiempo las tareas y actividades del mismo.
Con este mapa claro, el lunes de cada mes (hay personas que les funciona hacerlo cada viernes) reservo en mi agenda semanal los bloques de tiempo para trabajar en las tareas que he asignado a mi planificación mensual. ¿De que nos sirve esto?, nos sirve para reservar el tiempo necesario que nos permita trabajar en nuestros proyectos y metas y también nos sirve para decirle que NO, a las tareas y actividades que nos invaden la agenda, secuestran nuestro tiempo y no agregan valor a nuestras vidas.
El mayor beneficio que esta forma de trabajar me ha traído es que me ha permitido priorizar mi agenda, priorizar mi tiempo y concentrar mis esfuerzos en lo que quiero lograr en el largo plazo con el impulso diario. Si te detienes a ver desde arriba esta forma de trabajar que te propongo no es otra cosas que desarrollar el hábito de aumentar la probabilidad de tener 52 oportunidades de éxito, cada semana del año es una ventana para mirar la vida y para avanzar en la conquista de nuestros objetivos y metas, y hacerlo de una forma estructurada aumenta la probabilidad de éxito.
Como todo habito se requiere esfuerzo y constancia para incorporarlo a nuestras vidas, pero los beneficios bien valieron el esfuerzo, el trabajo de ensayo y error me permitió dar con la fórmula que funcionó, por lo menos para mí. No pretendo que esto sea una receta, tampoco pienso que esto sea una fórmula mágica que viene a solucionar todos tus problemas, es más bien un compartir de una manera particular de pensar la vida y de como pasar a la acción para no quedarnos en la ilusión de querer hacer algo, es una manera que me permitió aterrizar los sueños y propósitos y pasar a la acción, sobre todo esto último, pasar a la acción, de eso se trata.
Que te sea de valor…
Comentários